Cuando yo te digo que voy,
voy.
Porque sin miedo al espanto,
sin torpeza ante tu silueta de gran señor,
quiero ser la Manuelita Sáenz de tu revolución.
Porque me meneo ante tus brazos
y a paso lento entre balazos
quiero ser la Manuelita Sáez de tu revolución.
Cabalgo estrecha entre los mercados,
resucito agitada entre el golpe del tambor
quiero ser la Manuelita Sáez de tu revolución.
A pie de cuesta y verde oro
entre tabaquito, panela y currulao
se mantiene erguida y mirada altiva,
la Manuelita Sáenz de tu revolución.
Entre vino tinto y maiz,
tamales, humitas, arepas, dulces
esquivando Andes, costa, páramo,
abriendo caminos entre nuestros pueblos liberados,
saboreando sonidos, airecitos y tierra
escribe y escribe
la Manuelita Sáenz de tu revolución.
Yo te propongo ser la
que te cuide en cautiverio
la que celosamente resguarde la correspondencia
la que te libere, libertador.
Yo quiero, yo quiero ser
la Manuelita Sáenz de tu revolución