Caminaba en dirección poniente cerquita de las 8 de la mañana. Ya estaba claro para admirar la mañana bonita. Venía pasada al alcohol que sobraba de las mesas.
Llamó al que estaba hace poquito rato rozándole la cadera al bailar. Y sólo se acotó a la pregunta ¡¿vámonos a Valpo?!