se demoró lo menos que pudo.
Preguntó en portería por ella y subió corriendo las escaleras.
La abrazó largo y sin palabras.
La miró a los ojos, le secó las lágrimas.
Se la echó al hombro, y se la llevó a su rincón.Le preparó el baño. Le dijo que no se preocupara por el tiempo. Le ayudó a jabonarse la espalda.
Le preparó un café con leche caliente. La acostó a su lado y estuvo toda la noche hablándole cosas lindas y acariciándola, diciendole que todo iba a pasar. Le escondía el pelo tras la oreja y a momentos le daba besitos cortos en las mejillas y la acurrucaba en su pecho.
A la mañana siguiente, le echó unas monedas en los bolsillos y le dijo que se quedara ahi lo que estimara conveniente.
Él la esperaría en la noche con la comida caliente, con el baño y con las caricias, y que de seguro nada malo le iba a pasar.
Ella ya no estaría batallando tan sola